La iniciativa Hambre Cero fue presentada originalmente en febrero del 2003 en Brasil como un programa del Presidente Luiz Inacio Lula da Silva destinado a combatir el hambre en ese país. Ella se concebía como una de las propuestas más importantes del presidente Lula, para un país con más de 44 millones de personas en riesgo de desnutrición crónica. Este programa se apoya fundamentalmente en tres principios: a) La alimentación como un derecho de todos. b) La combinación de acciones urgentes con el reconocimiento de que las causas fundamentales del hambre son estructurales para las que se proponen reformas de fondo: una reforma agraria, el apoyo a la agricultura familiar, la eliminación de las barreras al comercio internacional que limitan el crecimiento de la producción. c) La idea de que la alimentación es un derecho que hay que conquistar. Hay que involucrar a las personas para que ellas mismas construyan las instancias y los canales para asegurar la seguridad alimentaria en su comunidad. Hubo dos aspectos que motivaron la externalización de este programa: a) La unidad nacional en torno a un tema como el hambre, toda sociedad tiene que estar convencida de que se debe y se puede acabar con el hambre en un país. b) La creación de instituciones necesarias para involucrar a los ciudadanos en este combate. En septiembre del 2004, este programa fue oficialmente presentado en la Organización de Naciones Unidas. La iniciativa contó originalmente con el respaldo de 55 países, pero luego fue aprobada por 109 naciones. Planteaba "el espíritu de cooperación y diálogo para discutir extensamente una acción internacional para luchar contra el hambre, derrotar la pobreza e incrementar el financiamiento para el desarrollo". A partir de esta propuesta se creó el Grupo Técnico o GT 5, integrado por España, Alemania, Francia, Brasil y Chile. Esta instancia será la encargada de analizar el avance de las propuestas surgidas en la ONU en septiembre del 2004 y, a la vez, proponer nuevas iniciativas